Antes de ayer Pablo me pidió que hiciera un bizcocho para desayunar.
Como tenía nata en la nevera y nunca había hecho un bizcocho de nata, pues ese era el momento.
Busqué en internet y vi muchas versiones diferentes de bizcochos de nata, pero este es variación de varios de ellos.
Lleva algo de vainilla, no lleva limón y lleva almendras y azúcar por encima, que le da un toque crujiente.
Este es el resultado:
Es un bizcocho muuuy esponjoso. La textura me recuerda a los bizcochos del pueblo de mi madre, en Galicia.
Tapado con papel albal se conserva igual de esponjoso al menos 2 días (que ha sido lo que ha durado, jajajaja).
Desayunos como estos hacen que te levantes de otro humor por la mañana.
¡A chuparse los dedos!
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