Últimamente prefiero un buen bizcocho a una tarta.
No sé lo que será pero el caso es que hacer una tarta, con el trabajo que suponen las cremas, natas, etc. me da una pereza brutal, así que estoy centrada en buscar bizcochos que por sí solos sean un manjar.
Hoy he hecho un bizcocho con queso mascarpone, intuyendo que si el tiramisú es así de cremoso, también podría serlo un bizcocho. Y efectivamente.
Lo que ha resultado es un bizcocho cremoso, con un pequeño nivel inferior similar a una mouse, resultado de ser una mezcla algo líquida pero con peso, con lo que ha costado que levara en el horno.
Importante hacerlo en un molde que no sea desmoldable. Si lo es, asegurarse bien de que la mezcla no se saldrá.
Untuoso en la boca, con el toque de azúcar justo y de cacao justo.
Para sorprender a los invitados.
Mis fotos salen horribles, todo hay que decirlo, así que no os fiéis de ella:
Chupaos mucho los dedos, por favor, que estos días hace mucha falta un mmmmmmmm en nuestras vidas.