- 500 gr. de harina de repostería
- 125 gr. de mantequilla
- 175 gr. de azúcar moreno
- 1 huevo y 2 yemas
- 1 pizca de sal
- 1/4 de sobre de levadura (1 cucharadita rasa)
- Leche entera
Ablandar la mantequilla en el microondas, lo justo para que esté blandita, pero que no se derrita del todo. Batir con varillas y mezclar con el azúcar, batiendo bien hasta que la mezcla se aclare.
Añadir las dos yemas, batir bien y luego añadir el huevo entero y volver a batir.
Aparte juntar la harina, la levadura y la pizca de sal. Tamizar.
Esta mezcla de sólidos se añadirá en 3 veces a la mezcla de la mantequilla. Después de la primera vez que se añade harina, se echa un chorrito de leche y se sigue batiendo. Se vuelve a añadir harina y se vuelve a echar un chorrito de leche y se sigue mezclando. Se dejan las varillas y lo que queda de harina se mezcla con las manos amasando bien al final dentro del mismo bol, hasta que quede una pelota marrón con todos los ingredientes bien integrados.
Se estira en dos trozos, entre dos papeles de horno, con un grosor de 3 mm. aproximadamente y se mete a enfriar en la nevera durante 20 minutos.
Se enciende el horno a 180º, se cortan las galletas con un cortador o con un vaso. Se colocan sobre papel de horno, se pinchan alrededor con un tenedor ( si se quieren adornar) y se meten en el horno durante 18-19 minutos (que queden doraditas por los bordes). Se sacan a terminar de enfriar sobre una rejilla.
Cuantas más veces reunamos de nuevo la masa para volver a estirar y volver a cortar, peor quedarán las galletas. Por eso es importante que se corten aprovechando al máximo la masa.
¡A chupetearse los dedos!
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